jueves, 1 de septiembre de 2016

PRIMER DÍA, PRIMER PASO: ELIJO SER OPTIMISTA

Siempre he pensado que el día que un profesor no afronte el comienzo del curso con optimismo, es señal de que ya debe buscar otra ocupación. Y hablo de un optimismo sensato: pensar un día como hoy que el curso va a estar plagado de dificultades, pero que por eso estamos ahí, para resolver los problemas con viejas fórmulas o con creatividad para establecer nuevos caminos. Decía Winston Churchill: "El optimista ve la oportunidad en toda calamidad, mientras que el pesimista ve la calamidad en cada oportunidad". Los profesores no estamos solos. Estamos con otros colegas. Y estamos con los propios alumnos. Está en nuestras manos asumir que son aliados y cómplices, o actuar como si fueran presuntos enemigos. Darles protagonismo es clave, desde este primer día de curso. Todos nos necesitamos a todos, y hoy es el primer día de una larga comunidad de convivencia que va a durar todo un curso escolar. 
Delante, el gran mar. Que tiene dos orillas, aunque parezca que no. Y ver a distancia, para navegar con optimismo
y confianza, que vamos camino de buen puerto, es muy importante. Por eso, quiero acabar con un precioso cuento de Galeano: 

LA ORILLA
No se animaban a meterse. Con los ojos clavados en las olas, todos parados como soldados en fila, se medían el miedo y se atrevían, a lo sumo, a mojarse los pies.
Eran niños venidos de tierra adentro, de muy adentro, que no habían estado nunca en la playa de Piriópolis, ni en ninguna playa, y que nunca habían visto la mar. Y uno de aquellos niños que estaba descubriendo la mar y que no tenía ojos para ver lo que estaba viendo, comentó:
— ¡Un río de una sola orilla!

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