sábado, 4 de febrero de 2017

COMPETENCIA DOCENTE 1/10: EL COMPROMISO


EL COMPROMISO
El compromiso docente es una palabra polisémica, que se usa  para referirse a la forma de desempeño de la labor docente.
Identifica tanto a los profesores que realizan un "buen trabajo docente", como a los  implicados con una tarea, como sinónimo de profesores "dedicados". También hace referencia al sentido de pertenencia a un determinado estilo profesional y al comportamiento que implica la pasión por la enseñanza.
El compromiso es  un atributo deseable en el docente, asociado a un sentido de profesionalismo actitudinal y  comportamental que les permite voluntariamente realizar considerables esfuerzos en pos de beneficiar el objeto de compromiso;   profesores que están dispuestos voluntariamente a entregar recursos a favor del ejercicio de la docencia. El compromiso alude, entre otras cosas, a dedicación a la tarea, adhesión a los objetivos de la educación, una profunda preocupación por sus estudiantes, conciencia de la responsabilidad y del rol docente y, finalmente, un alto grado de profesionalismo.
El compromiso, también, puede definirse como la cualidad que distingue a quienes se perciben como "auténticos docentes" frente a quienes tienen sus principales intereses en ocupaciones fuera de la escuela. Desde esta perspectiva permite diferenciar a los profesores que "se entregan" de "quienes no evidencian una preocupación por sus estudiantes". Esta definición  es compartida por los alumnos, que identifican como  buenos enseñantes a aquellos docentes que se preocupan por ellos y que comparten el ejercicio profesional con una auténtica inquietud por el bienestar y el logro académico de los discentes.

El compromiso se evidencia en aquellos profesores que creen firmemente que lo que son, lo que saben y cómo enseñan puede marcar una diferencia en el aprendizaje y resultados de sus estudiantes; profesores comprometidos que tienen la certeza de que tanto ellos -su identidad- como su trabajo -conocimiento pedagógico, disciplinar, profesional-; las estrategias de enseñanza que utilizan, así como también sus creencias, actitudes y valores, tendrán un impacto significativo en sus alumnos e instituciones en las cuales trabajan y esta certeza les hace trabajar para mejorar continuamente.

El compromiso docente, como nivel de adhesión e identificación del profesor a determinados aspectos de su quehacer, se muestra en diversos ámbitos e, incluso, a partir de prioridades o demandas, puede cambiar a lo largo de la trayectoria docente y en los diferentes contextos de desempeño.
Y esto es así porque el compromiso docente implica muchas facetas que incluyen diversos objetivos relacionados con el trabajo: la organización, la ocupación, los pares... Si queremos sistematizar estas facetas, podemos hablar de tres dimensiones del compromiso docente, dependiendo del objeto de interés del profesor y los espacios en los cuales está dispuesto a realizar mayor inversión de tiempo y energía: compromiso con la organización, compromiso con la profesión de la enseñanza y compromiso con el aprendizaje de los estudiantes, independientemente de sus dificultades académicas u origen social. Resumiendo, se puede sintetizar diciendo que  el compromiso de los docentes generalmente se expresa en tres dimensiones: compromiso con la escuela, compromiso con la enseñanza y compromiso con los estudiantes.

No obstante, el compromiso no se circunscribe a una elección entre los tres ámbitos, sino que debe atender a una compleja articulación de relaciones que el profesor establece con la enseñanza,  sus alumnos, la profesión y la escuela,  poniendo el acento en un fuerte entramado relacional entre ellos.   De esta forma su construcción y consolidación dependen de las relaciones con, para y por otros, las que se solidifican en y a través de un contexto con un propósito particular.

 El compromiso define  al profesor más allá del rol de transmisor de aquello producido por otros, como condición previa para ser profesor: para ser profesor no basta con saber la,asignatura. El compromiso viene a ser el eje que responde a lo que el docente es, tanto en lo individual como en lo colectivo; es el catalizador de la identidad profesional del  profesor, y le provee de elementos para articular coherentemente una descripción de sí mismo dentro de las estructuras sociales en las que se desempeña y las formas de actuar que adopta, ya que el saber docente es de naturaleza social. En efecto, el rol de profesor se adquiere en un contexto de socialización profesional, en las relaciones que los profesionales establecen en los contextos en los cuales participan de forma interactiva y biunívoca, es decir, como dadores y receptores de conocimiento y experiencias compartidas.  Los profesores forman su identidad profesional mediante la influencia de la  interacción con "otros", en un espacio de reflexión sobre  sí mismo respecto a los otros factores que influyen en la docencia, espacio que le permite  autovalorar su ejercicio profesional y sus  conocimientos, al mismo tiempo, indagar respecto de cómo lo perciben sus estudiantes, pares y directivos. En síntesis, son los otros significativos y/o próximos quienes en el día a día aportan al docente argumentos y relatos que le permiten construir una narrativa respecto de quien es.


Este autoreconocimiento colectivo dota a la profesión de un discurso que legitima y valida el quehacer docente en base a competencias, valores y desafíos que poseen un carácter particular y privativo y que permiten el dominio (percepción de sí) y el reconocimiento (social/oficial). El compromiso compartido termina siendo una seña de identidad de  la profesionalidad docente entendida como "pasión por la enseñanza", es decir,  como un fuerte afecto positivo, satisfacción, experiencia de flujo, vitalidad y control en la elección para iniciar y detener la actividad educativa.

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